¿No has tenido esos momentos que cuando llega la noche, lo último que como padres quisiéramos saber, es más de los hijos, porque solo necesitas sentir que regresas a ti para no perder la cabeza?
El tema de la educación nos ha acompañado en cada generación donde he llegado a escuchar supuestos “mejores consejos” de personas que ni siquiera tienen hijos. ¿Qué técnica seguir? ¿Cuál es la mejor estrategia? Es confuso, pero la realidad pega muy duro cuando nos enfrentamos a situaciones que difícilmente podemos considerar asertivas, si no casi que un parche adaptativo para calmar la situación.
Mi idea de la maternidad era como la foto de ese bebé en la etiqueta de papillas infantiles, pero cuando me tuve que enfrentar a esas noches interminables por no dormir, a esos gritos por no darle helado de desayuno, o cuando adolescentes, gritos por no querer soltar el celular; eso realmente me llevó a sentirme desquiciada y buscar, como psicóloga, pero más como madre, opciones más congruentes y fáciles de entender para saber acompañar estas etapas, sin culpa y dejarlo de ver como una etapa de lucha.
Han sido años de estudio, de investigación, prueba y error, terapias y horas en mi consultorio de probar técnicas educativas parentales que han acompañado a padres de familia a sentirse más tranquilos en su día a día.
Crear espacios para conectar con respeto, comprendiendo el cómo y porqué el cerebro funciona de cierta manera, y cómo también mi cerebro responde ante eso. Cómo hacer que nos escuchen, que cooperen y sentirnos equipo, no la loca de los gritos.
Espero este espacio te ayude, te acompañe y te llene estos años de acompañamiento, llenos de recuerdos que complementen el corazón.
Larissa V.